Curso de campo en zonas fronterizas 2025
- Eliazar Herrera Herrera

- Jun 13
- 5 min read
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Imagina que es un sábado por la mañana. Estás agotado tras una larga semana de trabajo, pero sueñas con lo que será el Curso de campo en zonas fronterizas 2025 de BRN. Tienes un boleto de avión reservado para un viaje muy especial: viajar contigo mismo como único pasajero hacia lo desconocido. Llevas muy pocas maletas, y muchos miedos, al igual que la certeza de que esta experiencia puede marcar un antes y un después en tu vida y darte el sentido que tanto has buscado. Así que decidiste lanzarte a lo desconocido.
En la noche, estás de pie frente a un vehículo con el logotipo de una mariposa, símbolo de transformación y cambio. De ahí, entras a un caudaloso río de emociones y te sumerges en un lugar lleno de sueños, ilusiones compartidas y rostros nuevos. Es un espacio creado para cambiar el mundo y, sobre todo, para transformarte a ti mismo. Las personas y lugares que conoces allí te sorprenden, no solo por la belleza natural que irradian, sino por la fuerza de sus historias y el poderoso mensaje que cada uno aporta al grupo.
¿Te imaginas que, en tan solo nueve días de aventura, esas personas se conviertan en parte fundamental de tu vida, en amistades profundas forjadas en tan poco tiempo? Esto que ahora imaginas es lo que yo viví. Así, exactamente así, comenzó mi aventura en las zonas fronterizas.
APRENDIZAJE DEL CURSO DE CAMPO EN ZONAS FRONTERIZAS
La experiencia en el Curso de campo en zonas fronterizas fue mucho más que un recorrido por la frontera; fue una invitación a repensar la relación entre las personas, la tierra y las comunidades en un territorio marcado por desafíos ecológicos y sociales. Más allá de los temas vistos en el curso, quiero centrarme en un aprendizaje clave: la restauración como
un acto de reconexión.

RESTAURACIÓN ECOLÓGICA: MUCHO MÁS QUE PLANTAR ÁRBOLES
Participar en el curso me permitió comprender que restaurar ecosistemas en la frontera Arizona-Sonora no es solo una cuestión técnica, sino un proceso profundamente humano. Las actividades de restauración como la recolección de semillas nativas, la construcción de estructuras para retener agua y la rehabilitación de hábitats son herramientas para sanar la tierra, pero también para sanar las relaciones entre las personas y su entorno.
El enfoque de Borderlands Restoration Network va más allá de la ecología: promueve la colaboración entre comunidades de ambos lados de la frontera, reconociendo la interdependencia de sus habitantes y la biodiversidad única de la región de las Islas del Cielo, uno de los puntos más ricos en especies de América del Norte.

RECONEXIÓN: RESTAURAR LA TIERRA, RESTAURAR COMUNIDADES
Uno de los aprendizajes más profundos fue entender que la restauración puede ser un puente para la reconexión social. En la frontera, donde la militarización, la migración y la escasez de agua generan tensiones, trabajar juntos en proyectos de restauración crea espacios de diálogo, confianza y esperanza compartida.
Durante el curso, pude experimentar el valor de la colaboración en actividades prácticas en cada sitio que visitamos. Escuchar las historias de habitantes locales y líderes comunitarios me permitió comprender que la restauración es un proceso basado en el acompañamiento y la empatía, en el que cada acción contribuye a reconstruir la confianza y el tejido social.
Los desafíos ambientales de la frontera como la desertificación, la fragmentación del hábitat y el cambio climático están íntimamente ligados a las historias de las personas que la habitan. Restaurar la tierra implica también reconocer y enfrentar las desigualdades históricas, y crear oportunidades para que jóvenes y comunidades marginadas sean protagonistas en la construcción de un futuro sostenible.

COMBINANDO CONOCIMIENTOS DE RESTAURACIÓN Y AGRICULTURA SOSTENIBLE
Cuando pienso en mi trabajo como agrónomo, lo primero que viene a mi mente es la responsabilidad de garantizar una producción eficiente y sostenible. Mi día a día está marcado por la búsqueda de soluciones para optimizar el rendimiento del campo y la ganadería, cuidar los cultivos, alimentar al ganado y asegurar que la tierra siga siendo productiva año tras año. Sin embargo, participar en el curso me llevó a replantear el verdadero significado de “producir” y el papel de la restauración ecológica en la agricultura moderna.
En el sector agrícola, a menudo se percibe la restauración ecológica como una actividad ajena o incluso opuesta a la producción. Sin embargo, durante el curso descubrí que restaurar la tierra y producir alimentos no solo pueden coexistir, sino que pueden potenciarse mutuamente. Aprendí que la salud del suelo, la disponibilidad de agua y la biodiversidad no son lujos, sino requisitos fundamentales para la productividad a largo plazo.
Me impresionó especialmente cómo, en una región marcada por la escasez y la incertidumbre, la innovación surge de la colaboración y el intercambio de conocimientos. Uno de los ejemplos que más me marcó fue el “Huerto para la sostenibilidad” en Casa Galilea y la asociación de cultivos que ahí se practica. Considero fundamental que todos los que trabajamos en agricultura conozcamos y experimentemos con alternativas como el pasto vetiver, cuyas ventajas se pueden observar y aplicar incluso en otro huerto como en el de Dougla-Prieta Trabaja. Estas prácticas, que a veces se consideran “alternativas”, pueden ser la clave para la sostenibilidad de la agricultura en el futuro.
Veo la restauración como una herramienta indispensable para garantizar la seguridad alimentaria y la viabilidad de los campos agrícolas. No se trata solo de producir más, sino de producir mejor, cuidando los recursos que nos sostienen y dejando una tierra fértil para las próximas generaciones.

¿QUÉ ME LLEVO A CASA?
El curso me enseñó que las pequeñas acciones son generadoras de grandes cambios, como preparar bombas de semillas y lanzarlas a los cerros, valles, cajones o cañadas, puede ser el inicio de un cambio profundo y duradero. Escuchar las historias de mis compañeros, quienes se ganaron un lugar muy especial en mi corazón, me inspiró profundamente. Son personas capaces y llenas de potencial para transformar el mundo. De igual manera, mis facilitadores, a quienes ahora aprecio sinceramente y con quienes espero reencontrarme en el futuro, me mostraron que estos momentos compartidos durante el curso pueden ser el punto de partida para una verdadera transformación personal y colectiva.

Las raíces de Eliazar Herrera Herrera se encuentran firmemente ancladas en la serranía del municipio de Tepehuanes, Durango. Crecer en ese entorno natural, rodeado de montañas, pastizales, animales de vida silvestre y ganaderos, marcó profundamente su manera de ver el mundo. Su pasión por el campo y los animales lo llevó a estudiar la carrera de Ingeniero Agrónomo Especialista en Zootecnia en la Universidad Autónoma Chapingo, una institución que le brindó las herramientas necesarias para comprender y mejorar los sistemas de producción agropecuaria. Durante su formación, descubrió la relevancia de la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente como pilares fundamentales para el futuro del sector rural.
Actualmente sus intereses se centran en aplicar estos conocimientos para fomentar una producción agropecuaria más sostenible, que garantice la seguridad alimentaria y promueva una relación equilibrada con el entorno natural. Aspira a que su trabajo sea útil y significativo, ayudando a construir un mundo más justo, saludable y en equilibrio con el medio ambiente, convencido de que pequeñas acciones pueden generar grandes cambios positivos en pro de las generaciones futuras.




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